martes, 30 de abril de 2013

Gratificaciones epidérmicas

Robert De Niro teniendo una gratificación epidérmica.
Ya se sabe que los críticos son muy dados a crear conceptos bastante obtusos para poder definir en una o dos palabras un sentimiento que no tienen espacio (o ganas) para desarrollar de manera más detallada. A veces incluso parten de ideas totalmente disparatadas simplemente para erigirse en intelectuales lejos del alcance del resto de los mortales. Por ejemplo, el uso de la palabra palimpsesto en Cahiers du Cinéma España (hoy Caimán) dio lugar para muchas bromas entre la cinefilia, hasta el punto de que en twitter se creó una parodia de Carlos F. Heredero llamada @palimserso.

Hace un par de entradas, cuando analicé las críticas de los estrenos semanales en El País, me hizo mucha gracia un concepto utilizado por Jordi Costa (muy dado a esta técnica). Se trataba de «gratificaciones epidérmicas», que supongo que es la palabra técnica y/o científica para el popular «la piel de gallina». Es decir, toda una serie de estímulos visuales que te provocan una sensación de placer a un nivel físico u orgánico. No, no hablo de masturbación.

No sé por qué, me dio por buscar en Google y resulta que Costa no era la primera vez que lo utilizaba.

«Black es generoso en gratificaciones epidérmicas, pero la película cuida su letra pequeña para no subestimar a los conocedores del canon marveliano, al tiempo que juega con ideas estimulantes –la falibilidad del superhéroe; el fan como monstruo; el villano como espejismo espectacular- que colocan al conjunto entre el gran espectáculo resonante y la auto-reflexión lúdica» (Crítica de Iron Man 3, Fotogramas, 06-04-2013

«Lejos de las gratificaciones epidérmicas que reciba el público italiano frente al espectáculo de su star system de última hora, Manuale d'amore 3 parece aquí un extraño objeto venido de un universo paralelo donde rigen leyes muy tronadas en la ronda del amor» (Crítica de Manuale d'Amore 3, El País, 19-09-2011)

«la película de Sena es ágil en su manejo de gratificaciones epidérmicas, va directa al grano y culmina en clave excesiva, con la heterodoxa salida de tono de justificar los impulsos inquisitoriales de la Iglesia» (Crítica de Season of the Witch, El País, 04-03-2011)

«Conviene insistir, con todo, en un matiz relevante: la leyenda aquí no tiene trazas de hagiografía, sino que avanza a través de esas tierras de penumbra que, en otra clave más permeable a las gratificaciones epidérmicas de la serie B, también supo recorrer el Paul Verhoeven de El libro negro» (Crítica de Flammen og Citronen, El País, 31-12-2008)

Tampoco creo que sea algo tan grave. Como ven, por las fechas, no es que recurra a este concepto cada tres fines de semana. Hay frases mucho más utilizadas y repetidas hasta la extenuación. Pero no deja de ser curioso, ya que ningún otro crítico la usa. Es marca registrada de Jordi Costa y todavía nadie la ha adoptado.

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La legislación antidescargas aprobada por este gobierno está acabando con muchas páginas web. La mayoría eran basura que intentaba ganar dinero a base de publicidad robando enlaces y ripeos de otras páginas. Pero había alguna muy buena. Todas las que merecen la pena están en peligro. Quizás por eso y por la decadencia general que viven los foros, la decana Allzine ha decidido eliminar todos sus elinks, continuando su labor divulgativa y su amor por el cine asiático únicamente como lugar de encuentro de la cinefilia asiática en castellano.

Para mi este era el mejor foro de cine y descargas. Su labor iba más allá de la simple publicación de ripeos. Hacían subtítulos y, sobre todo, impresionantes retrospectivas donde se juntaban películas y autores, por estilos y cinematografías. Una de las mejores cosas que he hecho fue iniciar una sobre cine japonés, tan ambiciosa que permanece inconclusa. Pero hay de todo tipo, por géneros, por autores, por actores, por cinematografías, por generaciones. Una base de datos única e imprescindible de la cinefilia española. No la dejen morir, porque toda la información sigue disponible. Los grandes foreros siguen allí luchando por el foro. Solo hace falta mayor participación para seguir dando brillo a la gran historia de esta página.

El trabajo de Allzine no lo ha hecho ninguna institución en este país. Seguramente ni lo han intentado. A mi este foro me ha dado muchas gratificaciones epidérmicas.

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El Mundo habla con multitud de distribuidores internacionales sobre el caso Alta Films y dicen que se trata de censura encubierta. Evidentemente, detrás de la trama está Hollywood y su obsesión por comerse todo el pastel. ¿Por qué creen que las películas americanas se estrenan cada vez con más copias? Es una estrategia de mercado para impedir que ese espacio lo llene la competencia.

Ya he dicho que para mi, parte de la decadencia de Alta Films se debe también a una mala estrategia y política de compras, pero aún así, los principales responsables son los estudios americanos, con la ayuda imprescindible de sus siervos en el gobierno y en los medios de comunicación. Por supuesto, El Mundo no se da por aludido.

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Mónica Jordan empieza sus crónicas del D'A en Transit. La primera es algo escueta y superficial, pero está construida de una manera que me interesa mucho: explica las películas en base a las conexiones que establece con otras. En definitiva, la cinefilia, la idea de comunidad donde unas películas se entienden al entrar en contacto con otras. Esto por supuesto es muy atractivo, aunque puede suponer un problema puesto que el lector no conocedor de la obra a la que remite se pueda perder. Es, por lo tanto, una crónica para un espectador especializado. Como es mi caso, tampoco me voy a quejar mucho, aunque a lo mejor no está lejos de las citas a Pauline Kael de Jordi Costa. Bueno, sí, está lejos.

La segunda crónica continúa la misma idea, a propósito de Frances Ha  y Los ilusos. Y en este texto es donde defiende la postura decididamente cinéfila, tanto de los directores como de la crítica: «Nadie dijo que las películas debieran llegar a todos, como nadie espera agradar a todo aquel con quien se cruza», lo que me parece una idea muy interesante respecto a ese cine comercial que pretende gustar a todo el mundo. Mi opinión es que yo considero que debe ser el espectador el que debe acercarse a la película y no al revés. Cada película pertenece a un director, que pensó algo en un momento de su vida y decidió filmarlo. No podemos pretender que ese algo sea universal, muchas veces es particular y único, ahí reside la belleza.

Mónica establece además una filiación musical que une las películas, una idea que me gusta mucho y que podría dar lugar a un buen texto que creo que nadie ha escrito. Las conexiones que hacemos entre dos películas muy distintas pero que comparten un tema musical. ¿Cómo olvidar el trailer (dirigido por Joseph Kosinski) del videojuego Gears of War donde sonaba el Mad World de Gary Jules, a su vez emblema del film de culto Donnie Darko? En el texto es como Frances Ha de Noah Baumbach encuentra a su familia en Les quatre cents coups de Truffaut o en Mauvais sang de Carax. Canciones que nos llevan a otras películas y construyen su particular historia del cine, activando los mecanismos del recuerdo, en este mundo terrible de presente perpetuo.

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Parece ser que miembros del foro NosoloHD están preparando una revista de cine. La noticia fue tomada a guasa por el crítico Roberto Morato y se montó una pequeña polémica. Mi opinión es que si Boyero puede escribir sobre cine, y encima cobrar por ello, cualquiera puede. Y más cuando el objetivo de esta revista es salir gratis en internet en formato PDF. Dudo que la mayoría de revistas web nacieran de una manera muy distinta. Gente que se conocía por foros o grupos de correos y que decidieron montar algo con más proyección. La mayoría de críticos amateur no han estudiado nada relacionado con el tema, y su vinculación al cine es simplemente pasional. Como tiene que ser.

En la parte dedicada a la polémica, se dicen cosas que no son ciertas. En este hilo (a partir del post 255 en adelante) se comentan dos cosas radicalmente falsas. La primera es que la revista Sofilm y la revista Lumière son lo mismo. Sofilm es una revista del grupo Capricci de clara vocación comercial. Viendo los temas de la portada ya se puede adivinar. Su ámbito de actuación es similar al de Cinemanía y Fotogramas, o eso parece señalar, ya que yo no formo parte de la redacción de esa revista. Pero sí pertenezco a Lumière (para que vean que no es lo mismo) y esta última no tiene ningún interés comercial, ni pertenece a ninguna empresa. Es una revista autofinanciada con un interés claro en el cine de autor y en el cine experimental, tratando de ofrecer una información de la que carecen otras revistas de cine. Cualquiera que se moleste en ver las páginas web de ambas revistas llegará a la conclusión de que sus intereses son radicalmente opuestos.

En cuanto a lo que se dice de que Lumière es la revista del foro cinexilio, tampoco es del todo correcto. Sí es cierto que los primeros directores de Lumière se conocieron en este foro y tomaron la decisión de crear una revista por las conversaciones que tuvieron allí. Pero la gestión jamás fue pública ni estuvo abierta a todos los miembros. Fue una decisión personal sin relación alguno con el devenir general del foro. Se podría decir que Lumière nació a partir de cinexilio, pero no fue una revista creada por el consenso de sus miembros.

Respecto a la revista de NosoloHD, no sigo el foro, así que no sé qué clase de intereses tienen en lo que respecta al cine. Por lo tanto, no puedo valorar si me interesará o no. En el foro Patio de Butacas también tenían la intención de montar algo. Yo participo en varios foros de cine y puedo asegurar que hay gente muy válida por internet que nos daría varias vueltas a cualquiera de los que escribimos en revistas web (y en revistas de papel, por supuesto), así que ¿por qué no? Mucho ánimo y adelante.

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Jarmusch al rescate
Noticias de Cannes. Al final se ha incluido en la sección oficial la película de vampiros de Jim Jarmusch, de precioso título Only Lovers Left Alive. Este año ya ha habido una interesante y algo fallida película del género, Kiss of the Damned, apoteosis del hipsterismo cinematográfico, pero lo de Jarmusch me emociona especialmente. Para mi, la mejor película de vampiros es The Addiction, de Abel Ferrara, y tengo la esperanza de que Only Lovers Left Alive no andará lejos. Ojalá.

Además, se ha presentado la sección Cannes Classics, que este año parece ser lo mejor del certamen. Al margen de los hits como Cleopatra de Mankiewicz y Elizabeth Taylor, Vertigo o Fedora, yo destacaría sobre todo la restauración de Les parapluies de Cherbourg de Jacques Demy, Le joli mai de Chris Marker, el gigantesco Maynila de Lino Brocka (de la que traduje los subtítulos para el divx que corre por la red) o Sanma no aji de Yasujiro Ozu. Eso sí, esta sección no se libra de los esperpentos que parecen perseguir a Cannes este año y programa The Last Emperor 3D. Sí, sí, la película de Bertolucci en una ridícula versión en tres dimensiones, ese revolución que nos vendió James Cameron y que apenas un par de años después ya está en decadencia (vean que un blockbuster bruto como Oblivion pasaba olímpicamente del tema). Bertolucci parecía rehabilitado tras su agradable y delicada Io e te, pero con estas operaciones de autobombo uno tema que vuelva a caer en los excesos del pasado.

Para que vean que la decadencia de la prensa cinematográfica no parece ser un fenómeno únicamente español, deténganse en analizar esta noticia de IndieWire donde, de toda la estupenda programación de esta sección, destacan el refrito estereoscópico de Bertolucci.

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Han salido las listas de las mejores películas de 2012 para la Revista Lumière, publicación en la que participo con mucho orgullo. Para mi es la única revista de crítica de cine que tiene una línea editorial y una postura respecto al cine clara al espectador/lector. Es un intento por construir algo más que una simple colección de textos mejor o peor escritos. En estos tiempos donde se lleva la heterodoxia y donde la publicidad domina cualquier discurso crítico, creo que es bueno que al menos exista una alternativa. Por supuesto, no lean Lumière como si fuese la verdad absoluta, sino como un pequeño lugar de encuentro de una determinada manera de ver el cine. Deberían existir más revistas así, cada una con su propia postura, pero desgraciadamente no es así.

Eso sí, pido perdón por la aparición de The Master de Paul Thomas Anderson en la lista general. Ya ven, a veces hasta los mejores críticos caen presa de las consignas de mercado. A mi Anderson me parece un absoluto vaporware que ya dura demasiado tiempo.

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Documenta Madrid fue durante años un festival ejemplar en España, al que nunca se le prestó demasiada atención. Tenía buenos ciclos y siempre recogía películas de otras citas, a modo de contenedor. Este año parece muy reducido, supongo que por la poda cultural que con enorme alegría realizan en la capital. Aún así, siempre es recomendable acercarse y programan una de las películas que más ganas tengo de ver, Terra de ninguem de Salomé Lamas.

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Aclarando el caso focoforo que trataba en mi anterior entrada, al final un espía me enseñó lo que decían y tampoco me pareció tan grave. Alguna disconformidad y algún insulto que seguramente me merezco. Ya les digo que no pretendo estar en posesión de la razón, simplemente dar mi opinión y argumentarla a base de enlaces. Y, por supuesto, reírme un poco.

domingo, 28 de abril de 2013

Ombliguismo(s)

Mucho ombligo... y mucho morro.
Este blog fue creado como reacción frente a la penosa cobertura que recibió Un été brûlant, la primera película que se estrenaba en España de uno de mis directores favoritos, Philippe Garrel. Esta noticia, que yo creo importante, por eso de que un director con más de cuarenta años de carrera cinematográfica estrenase por fin una película en España, que además suponía el (supuesto) canto del cisne de la distribuidora Alta Films, fue recibida con desdén por la mayoría de medios de este país. El trato que reciben en general las películas que no se pliegan a su visión mercantilista del cine.

Como yo no suelo leer todos los medios, e intento mantenerme alejado todo lo posible de El Mundo, un amigo de Facebook me avisó de un olvido imperdonable: un blog de Metrópoli sobre cine. Este suplemento fue uno de los muchos inventos del periodista de los tirantes y las piscinas ilegales por dar una imagen «urbana, moderna y desenfadada» a su diario carca y neocon. El resultado no funcionó, porque este medio tiene los lectores que se merece, y ya con El Cultural cumplía la cuota de excentricidades para gente muy valiente que sigue comprando El Mundo teniendo al mismo tiempo un interés en algo más que el morbo y el sensacionalismo. Después, el innovador Pedro Jota tuvo la gran idea de fusionar Metrópoli con La luna, un suplemento de tendencias, naciendo un aborto increíble que creo que ya no existe. No lo sé, porque no compro El Mundo, pero en internet tienen dos webs distintas. Así que lo más probable es que ya no se imprima. Quién sabe, quizás el próximo invento de Pedro Jota sea fusionar El Cultural con Yo Dona y que lo dirija su esposa, esa mujer de gran conciencia social.

Bueno, si fueron al primer enlace, habrán descubierto que el blog lo escribe Alberto Luchini, redactor jefe de Metrópoli. Crítico malísimo e irresponsable, pero con muchos amigos. Del pelaje de Arconada y esta gente. Fíjense lo que dice en la descripción de su blog: «hay vida más allá de torrentes y avatares, queremos reivindicar los grandes clásicos, las cinematografías exóticas y desconocidas, las películas pequeñas que no llegan a los circuitos comerciales, esas joyitas que pasan casi inadvertidas por la cartelera...». Joder, con esta descripción es lógico emocionarse y pensar que podemos estar ante un blog único en los medios generalistas españoles. Compárenlo con la introducción del blog de Oti: «Cualquier cosa que le pase a usted hoy, tenga por seguro que ya le ha pasado a Bogart, a Cary Grant, a Marilyn Monroe y a Rintintín… Algunas ideas para que el día funcione a veinticuatro imágenes por segundo». Pero claro, luego empezamos a leer y se descubre que la cosa no era tan así.

Luchini tiene una buena oportunidad de demostrar sus intenciones en la última entrada, dedicada a Un été brûlant y Ayer no termina nunca. ¿Pero saben cómo se titula? Ombliguismos. Ya ven, entran en un blog que dice defender el cine pequeño, el cine diferente, el cine que no tiene las mismas oportunidades en esos medios voraces de noticias y cotilleos y ¡zas!, hostiazo al canto a dos películas que perfectamente se ciñen a esa descripción. Vamos a pasar de todo lo que dice de Isabel Coixet (aunque tiene tela, léanlo si tienen tiempo libre), a la que ya le he hecho mucha publicidad, y nos concentramos en Garrel.

Para empezar, escribe: «el francés Philippe Garrel da con "Un verano ardiente" toda la razón a los distribuidores españoles, que hasta ahora no se habían atrevido a estrenar ninguna película suya». ¡Bravo! Yo a esto le llamo defender «las películas pequeñas que no llegan a los circuitos comerciales, esas joyitas que pasan casi inadvertidas por la cartelera...» con convicción. Para que luego digan que los críticos no influyen en las decisiones de los distribuidores. No sé si lo hacen realmente, pero desde luego los periodistas lo intentan con todos sus medios. Luego lloran cuando cierra Alta Films, pero esta es la realidad: dejarle bien claro al distribuidor y al posible espectador que estas películas no deberían ni estrenarse. Que no es cosa de opiniones, de que a mi no me guste. Que no las estrenen.

Sigue el delirio: «El principio de la película es aterrador: un tipo junto a un coche y, a continuación, un plano fijo de medio minuto de la exuberante Monica Bellucci desnuda sobre una cama». He subrayado la palabra aterrador porque por más vueltas que le he dado y por muchas situaciones en las que me pusiera, he sido incapaz de comprender cómo una mente enferma podría considerar aterrador ver a Monica Bellucci desnuda durante medio minuto. No sé, quizás alguna feminista radical contra la explotación de la imagen femenina, pero creo que el plano de Bellucci no es pornográfico, ni siquiera erótico. Es un desnudo muy natural, donde prima la belleza de la luz y la elección del encuadre. El propio Luchini le da vueltas al asunto y dice «todavía no consigo entender qué pinta en la película»

Aún queda lo mejor: «A partir de ahí, una sucesión de planos en los que Garrel intenta demostrar que es un genio (y va a ser que no), trufada de reflexiones políticas, existenciales, religiosas y sentimentales con la que el director pretende que compartarmos su rico mundo interior». Me hace gracia que se refiera a «planos» y no a situaciones, escenas o algo así. Ya ven que la descripción es pormenorizada y el intento por comprender «las películas pequeñas que no llegan a los circuitos comerciales, esas joyitas que pasan casi inadvertidas por la cartelera...» es profundo y lleno de matices. Yo no sé si Garrel pretende que compartarmos (sic) su rico mundo interior, pero al menos sí mostrarlo de una forma honesta y clara. El comentario de Luchini no es ni una cosa ni la otra, y simplemente pretende partir de su autoridad como crítico de cine para decirle a la gente que no vaya a ver estas películas.

La anterior entrada del blog es otro delirio importante. Está dedicada a Promised Land de Gus Van Sant, otro film muy protagonista en cinefobia(s). La supuesta comercialidad y simplicidad de esta última obra del director norteamericano hacen que Luchini saque su lado cinéfilo hardcore. Ojo a lo que dice: «Un filme aparentemente comprometido disfrazado de fábula pero, en realidad, una colección de tópicos pseudobuenrollistas destinada al gran público y cuyo único objetivo es hacer caja, aprovechándose del tirón de su protagonista y escritor, Matt Damon». Yo después de esto pensé «vaya psicópata Luchini». No hay quien entienda a este hombre. 

Crítico cinematográfico y gastronómico. Lo mismo para El Mundo
Pero lo mejor de esta entrada no es ese hostiazo que le mete a la película, sino el estudio que hace de la carrera de Gus Van Sant (GVS). Ya sabrán que el tópico extendido entre la crítica cinematográfica es que hay dos Van Sant: uno comercial y adaptado al sistema, y otro radical y experimental. Yo no creo que esto sea cierto. Más bien GVS es uno de muchos directores que desde el cine independiente fueron entrando poco a poco en el sistema hasta hacer cine oscarizable (lo que no es malo de por sí), con la diferencia de que el director de Portland se tomó un hiato de una década para hacer unas películas totalmente alejadas del sistema, a las que no tiene pinta de regresar. Pero bueno, aceptemos esa dicotomía, porque atención a lo que dice Luchini. Primero alaba a Drugstore Cowboy, que dice que confirmó a GVS como «como uno de los cineastas más revolucionarios de su generación». Hombre, yo creo que esa película, que me gusta mucho, no deja de ser una de las cumbres del cine indie, con todo lo bueno y malo que tiene el concepto. Me explico: es una película con una clara linealidad narrativa y con un discurso centrado en algún tipo de minoría o inadaptados sociales a los que el cine independiente les prestaba atención. De ahí a decir que es revolucionaria, pues me parece demasiado. Lo mejor está por llegar: «Luego fueron llegando más películas, algunas más conseguidas que otras, que incidían en un discuso tan personal y radical como innovador». Y hombre, tras Drugstore Cowboy aún quedaban años para lo que se llamó la trilogía de la muerte. Luchini opina distinto: «Entre ellas destacan "My Own Private Idaho" (1991), o cómo trasladar el universo shakespeariano al submundo del lumpen y la prostitución masculina homosexual; "Todo por un sueño" (1995), una crítica acerva de la telebasura y la obsesión por la fama que resultó ser una adelantada a su tiempo; y "Elephant" (2003), estremecedora reconstrucción de la matanza de Columbine, reconocida con la Palma de Oro del Festival de Cannes». Vamos, que para este crítico (por llamarlo de alguna manera) las películas radicales de Van Sant son... ¡¡¡My Own Private Idaho y To Die For!! Primero, no sé qué lleva a Luchini a escribir algunos títulos en castellano y otros en el original inglés. Pero, lo más importante, ¡¡qué nos está contando este hombre!! Yo no sé en qué mundo vive si To Die For le parece una película radical e innovadora. Quizás es por eso que los críticos ven una película de Kiarostami y no aguantan ni cinco minutos. Para experimentos ya les llegan los thrillers con Nicole Kidman. Por supuesto, ni Gerry, ni Last Days, ni Paranoid Park existen. ¿Qué es lo que hace Luchini? Pues conociendo únicamente el cine de GVS de manera parcial (lo que no es un problema) trata de meter con calzador una idea que ha sacado de otra parte a su experiencia con el director. Penoso. Y luego habla de ombliguismo. El suyo el primero, incapaz de ver más allá de lo que él conoce. Ya saben que los críticos se quieren mucho a sí mismos, que nadie puede contradecirlos. Aquí tenemos un ejemplo llevado al extremo. ¡El radical Van Sant haciendo To Die For!

En esa pasión que mueve a Luchini por defender «las películas pequeñas que no llegan a los circuitos comerciales, esas joyitas que pasan casi inadvertidas por la cartelera», le dedica una entrada llena de alabanzas a Notting Hill. En el último párrafo le da tiempo a despotricar contra To the Wonder: «No me extenderé sobre lo insoportablemente tedioso que resulta el último delirio megalómano de Terrence Malick». Ya saben, no todo son torrentes y avatares, que también hay que defender nottinghilles y poner a caldo el cine pequeño, el falso, eh...

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El crítico más ombliguista de este país, el imprescindible Carlos Boyero, escribe su homilía semanal dedicada a los tarados que todavía le hacen caso. Uno de esos textos que no tratan sobre cine, sino sobre la existencia misma, donde el opinador pretende mostrarse como el hombre más progresista y duro sobre la tierra, algo que ya he intentado demostrar que no es del todo cierto.

En esta ocasión, atiza al insoportable Carlos Soriano, uno de los muchos matones del PP. Gente despreciable que tiene el gobierno para hacer de escudo de Mariano Rajoy, soltando consignas ultras para fanatizar a la audiencia, que sus seguidores los sigan con mayor fervor y sus detractores les lancen más piedras. A mi me hace más gracia Alfonso Alonso, el portavoz en el congreso, un auténtico cabeza rapada, tan burro que a veces le manda hostiazos ¿involuntarios? a Mariano Rajoy. El texto de Boyero, si no lo escribiera un hipócrita como él y si no tuviera ese lenguaje pomposo y totalmente falso, pues quizás tendría un pase, porque este Floriano es todo un personaje.

Pero lo mejor es el final. Ya expresé muchas veces que Boyero al final solo habla de sí mismo, porque es una persona tan ignorante que no sabe de nada. Muchos de sus textos dan para análisis profundos de una psique tan enferma. Este no es la excepción. Miren cómo termina: «Y el tal Floriano no tendrá que rendir cuentas ante nadie por su barbaridad, por agredir de forma tan cruel al sentido común, por su obsceno convencimiento de que sus oyentes son idiotas». Cambien Floriano por Boyero y oyentes por lectores... et voilà.

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Siempre comprometido... bueno, no siempre...
Ayer traté el tema de Bardem y esa inexplicable pasión de El País hacia él. Lo tienen como un producto exportable, imagino que a cambio de futuras exclusivas y esas cosas. Llegaron a poner en el portal de su sección de cultura la exclusiva del nacimiento de su hijo. Cosas así. Muy curioso ha sido también el tratamiento del caso Bardemcilla. Para los que no sepan que es esto, les explico que la Bardemcilla era un bar que el clan familiar tenía en Madrid y que parece ser que controlaba Mónica Bardem, la única de la familia que no se ha dedicado al mundo del espectáculo (lo intentó, no lo duden), sino a aprovechar el nombre para otro tipo de negocios. Parece que en la hostelería no tuvo suerte, porque la Barcemcilla cerró y aplicó sin ningún miramiento un ERE bajo las tan humanas y consideradas reglas de esa bendita reforma laboral que el PP hizo para salvar a España.

Pero miren el tratamiento del tema en El País, ese periódico que dice ser progresista, de izquierdas, de estar siempre con las víctimas, entre otras muchas mentiras. La primera noticia que publicaron sobre el tema fue esta. Lean el titular. La noticia no es que once trabajadores se van a la calle. Tampoco que la familia Bardem despide a trabajadores. No, la noticia es que «Los Bardem explican los motivos del cierre de ‘La Bardemcilla’». Ahí, El País, con el poderoso, el fuerte, el famoso. La noticia es terrible. Viene sin firmar, pura línea editorial del periódico y sólo ofrece el punto de vista del dueño. El País del lado del empresario, como es desde hace mucho tiempo, aunque lo quisieran tapar. Hace un par de semanas aparece otra noticia en el diario. En esta ocasión, sacada de la agencia EFE, donde señalan el acuerdo triunfal de la familia Bardem, que indemnizan a sus trabajadores por encima de lo que marca la ley. Y punto.

¿Qué interés tiene El País en la familia Bardem? ¿A qué se debe esa protección y promoción casi fanática hacia la figura de Javier Bardem? No sé si es que son accionistas o algo del periódico, pero me parece una situación escandalosa. Vuelvan a leer la primera noticia del caso Bardemcilla. Y vayan al archivo de El País, porque no hay una noticia anterior, no hay declaración alguna de los damnificados. Bueno, para periódico los damnificados es la propia familia Bardem, difamada injustamente, cuando realmente son unos augustos progresistas.

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En este blog yo defiendo que muchas películas interesantes no se estrenan debido a que los distribuidores tienen miedo de las críticas terribles que escriben los medios. Antes ya han visto como el infame Luchini amenazaba a los compradores por estrenar cosas como Un été brûlant. Y es una constante en la crítica. Si estrenas una película diferente, los críticos te destrozan y los espectadores tienen miedo de ir al cine. Fracaso asegurado.

Hay gente en twitter que me dice que esto no es así. Esto es una impresión que tengo yo, claro. Mi opinión. Y yo no soy nadie, sólo un cinéfilo. Pero miren lo que opina alguien que de este negocio sabe bastante más que yo, y que además es periodista, así que algo conocerá porque se mueve en ese mundo: 

Habrá que buscar esas declaraciones de Fotogramas...

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Por relajar un nivel de cabreo, vamos a hablar del que posiblemente sea el mejor blog de cine de la red. Se llama Kino Slang y lo lleva Andy Rector. Está en inglés, pero es una maravilla en cuanto a contenidos y estilo. Acaba de actualizarse con una serie de declaraciones de Jacques Tati. Imprescindible.

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Gracias a las estadísticas del blog, he visto que me han llegado los dos últimos días bastante visitas del focoforo, un foro privado al que no se puede entrar salvo por invitación. Gracias por las visitas. Me dicen que me caen unos palos buenos aunque yo no lo puedo comprobar ni defenderme de primera mano. Aquí tienen abiertos los comentarios si me quieren decir algo.

Si leen todas mis entradas, siempre señalo que esta es mi opinión, que se puede estar de acuerdo o no. Es un blog de opinión, sin intereses económicos. Apenas tiene trascendencia. Me hace gracia que una opinión que se escape de la norma genere siempre tantos odios, mientras que el discurso oficialista continúa a paso firme, pisoteando a todos los que no piensan igual. Yo creo que toda opinión que trate de atacar al pensamiento único está bien. Creo que pongo los suficientes links y desarrollo mis opiniones lo suficiente para que, al menos, lo que diga no parezca caprichoso. Yo, por supuesto, acepto y respeto los que piensan de manera contraria. Lo que no respeto es la hipocresía, la corrupción y la manipulación interesada de los grandes medios. Y se puede comprobar de que, además de mis opiniones, siempre que puedo pongo a disposición otro tipo de opiniones contrarias a la mia que considero valiosas y dignas de mención.

sábado, 27 de abril de 2013

La alegría creativa no tiene barreras, salvo las de El País

Ni a Orson Welles se le hubiera ocurrido.
Hoy hay varios temas en cinefobia(s) aunque todos tienen que ver con ese montón de papeles (y actualmente, páginas web) que un día fue un diario dispuesto a cambiar, a mejorar, la dinámica cultural de este país que salía de una dictadura que le declaró la muerte a los intelectuales. Hoy este periódico es un fantasma de aquel. Vendido por completo a multinacionales y lleno de noticias-trampa para pescar compradores, El País sigue intentando de vez en cuando jugar en la liga de la cultura. Algo de lo que nunca ha renegado formalmente, aunque sólo hace falta ver su parrilla de noticias. Así, esos periódistas que normalmente hablan de los bombazos de Hollywood o de series de televisión, de vez en cuando se ven obligados a escribir penosos artículos sobre el terrible devenir de la cultura en España, cuando ellos son, sino culpables, sí imprescindibles colaboradores. Todo lo que sigue a continuación es un poco anárquico, porque fue construido a lo largo de muchas horas, desde la medianoche de ayer y fue creciendo según salían nuevas informaciones, a cada cual más ofensiva para el lector cinéfilo.

Hay días que el festival de Málaga me da pena. Me dan pena sus responsables. Me dan pena los directores españoles que van allí con sus películas, mejores o peores, con toda la buena voluntad del mundo. Es gente que hace lo que puede, algunos equivocados, como ayer, el caso de Gracia Querejeta. Pero no es culpa suya estar condenados a morir en la orilla, por unos medios de comunicación inoperantes, sin política cultural alguna, entregados a la depravación cultural más básica. Los directores seguramente llegan a Málaga con ganas de hablar de sus películas, de lo que pensaban mientras las hacían y todo eso. Y luego llegan las preguntas, que si cómo fue trabajar con Penélope Cruz, que si quieres ir a Hollywood, que si Málaga es una ciudad preciosa. Me lo imagino. Miren la foto de aquí al lado. Salió en la portada de la sección de cultura en la edición digital durante el día de ayer. «Resistencia creativa frente al IVA». ¿Y qué es eso tan creativo? Pues convertir «la serie 'Todas las mujeres' en una película». Ese es el nivel al que se tiene que enfrentar un director de cine en este país. A que le hablen continuamente de anécdotas y de tonterías para sacar algún tipo de titular que ellos entiendan. Digo ellos, los periodistas, porque suelen tener una concepción de sus lectores muy baja: «eso el público no lo entiende». No se engañen, son ellos los que no entienden.

El artículo a mi me parece de un nivel de blog de tres al cuarto (nivel cinefobias), porque pese a ser un resumen de la rueda de prensa está lleno de ridículas e innecesarias valoraciones, y encima cuenta con la complicidad de los responsables del film, que en lugar de decir que lo de transformar la serie en película es lo de menos, están encantados de explicar todo el proceso.

Pero luego sigue, sin otro interés más que el publicitario: «Esta vuelta de tuerca a la película es algo así como una búsqueda de nuevos recursos creativos en estos momentos de incertidumbre a los que se ha lanzado a degüello Mariano Barroso. Con un guión y unos buenos actores todo se puede hacer». No ha explicado ninguno de esos recursos creativos, ni los explicará. Qué más da. Lo creativo es convertir series en películas (y viceversa). O también «la última aventura teatral que ha dirigido el realizador, Recortes, junto a Alberto San Juan y Nuria Gallardo» de la que tampoco se dice nada salvo que tras su éxito por Madrid, irá de gira por España. A lo mejor se refiere al éxito en taquilla. A saber, siendo El País, todo es posible. Citando a Barroso, añade: «No saben que cuanto más suba el IVA mayor será la resistencia artística. La alegría creativa no tiene barreras». Ya ven, toda la semana atacando al gobierno por lo de los impuestos y ahora viene Barroso y se quema a lo bonzo. «Ahora nos damos cuenta de la democratización del cine, que con una pequeña cámara uno puede hacer lo que quiera porque siempre encontrará actores con ganas de trabajar en su oficio». Y esto es cierto, pero lo dice Barroso con la seguridad de que siempre tendrá más medios que uno de esos que ruedan con una pequeña cámara.

De todas formas, a mi lo que más me gusta de todo es el cierre: «De momento, ya ha sido solicitada por varios festivales internacionales». Ya veremos, ya.

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Acabando esta entrada, me llega la noticia del palmarés del festival de Málaga con victoria de 15 años y un día, esa arriesgada película de Gracia Querejeta rodado con todo lo aprendido en un medio tan dado a la experimentación como es la televisión (la de Telecinco, específicamente). Pero las vencedoras morales quizás fueron otras, como Ayer no termina nunca, que se lleva cuatro premios: el premio especial del jurado, fotografía, montaje y mejor actriz para Candela Peña, aunque este último ex-aequo con Aura Garrido, por Stockholm, la película realizada, gracias al crowdfunding, por Rodrigo Sorogoyen.

Mención aparte merece el premio a mejor actor para Mario Casas por poner acento andaluz en La mula. Dentro de veinte años, si este festival sigue existiendo (cosa difícil de creer), se homenajearán a sí mismos diciendo que fueron los primeros en premiar a este excepcional actor.

El jurado de la crítica estaba presidido por el infame Andrés Arconada, conocido por ser el crítico de cine de Federico Jiménez Losantos. Ahí es nada. Su elección ya nos pone sobre aviso del nivel de la película. Fue, cómo no, 15 años y un día. También hicieron una mención a Stockholm, así que ojo.

El premio a mejor documental es para All'ombra della croce, del director italiano Alessandro Pugno. Estuvo en el Festival Punto de Vista, uno de los pocos (¿el único?) en España que defiende sin condiciones otras formas alternativas de cine español, sin confundir a nadie. Películas mejores o peores, pero una línea clara e inconfundible. Oirán hablar de esta película, porque trata sobre el Valle de los Caídos, ese «bello» mausoleo que nos dejó Franco. Material de primera para El País, El Mundo y otros buscadores de morbo.
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Hablando de festivales, viene otra noticia totalmente extravagante en El País titulada Míster Marshall no es bienvenido. El artículo trata sobre la falta de películas españolas en los festivales internacionales. Vuelvan a leer el título, que da muchas pistas de lo que piensa El País sobre el tema: la culpa es de los propios directores españoles, que no quieren ir al extranjero. Tremendo.

Si leen el blog habitualmente, sabrán que lo que yo pienso es que si el cine español no tiene éxito no es por falta de calidad general. Hombre, mi opinión sobre el cine español, en general (porque hay multitud de excepciones), es que no es muy bueno. Pero en fin, que el éxito mediático no depende de ser bueno o malo. Si fracasa el cine español es por la desprotección total que sufre por parte de las instituciones y el ataque sistemático al que se ve sometido por los medios de comunicación. Eso en el mejor de los casos, porque siempre generará debate. Lo peor es el silencio hacia los creadores más independientes, siempre tratados como anécdotas casuales, a los que se les dedica un articulito cada dos años. Y ya es mucho.

El texto de El País comienza diciendo que este año no habrá ninguna película española en Cannes, quitando al burgalés Diego Quemada-Díez, con una película mexicana. Luego cita, casi con tristeza, que en la Semana de la Crítica tampoco habrá representación, pese a que el año pasado ganó Aquí y allá de Antonio Méndez Esparza. Y enlaza una entrevista a este director, en lugar de poner la vergonzosa crítica de Javier Ocaña, que define perfectamente el tipo de información cultural que da El País y por qué está como está el cine español, que se resumiría de la siguiente manera: cuando una película es comercial, es honesta, directa y apta para todos los espectadores; pero cuando un filme tiene algún tipo de exigencia, es autoindulgente, tedioso y sospechoso de querer venderle la burra al espectador. Lean el texto de Ocaña y quédense bien con el final. No lo analizo más, porque un poco más abajo ya le zurro suficiente a este crítico.

El texto continúa con una enumeración de los recientes logros en Cannes, empezando por El sol del membrillo de Víctor Erice (ese anónimo según Boyero). Y luego, claro, hay que citar a Almodóvar, el enemigo de la redacción. Y fíjense cómo lo hacen. Citan las tres películas que se llevaron honores en Cannes, pero luego dejan bien claro que las dos últimas se fueron de vacío. ¿Por qué hablar de películas que no ganaron nada cuando al principio del párrafo sólo se pretendía glosar aquellas que sí lo habían conseguido? Pues porque duele citar para bien a Almodóvar, ese que desafió a El País, que está en guerra permanente contra Borja Hermoso y Carlos Boyero. Raro es que no citaran la no participación Los amantes pasajeros... Fíjense que a continuación citan un bodrio (opinión personal, claro) como El laberinto del fauno diciendo que «solo obtuvo buenas críticas». Ya ven, con el cine comercial pseudohollywoodiense no caben más cosas que la genuflexión total. En 2009 dicen que participó Ágora, el disparatado (y penoso) peplum de Amenábar, pero se olvidan de que también estaba Isabel Coixet con Mapa de los sonidos de Tokio. Más aún, citando el palmarés de 2010, hablan antes del premio a mejor actor a Javier Bardem que la Palma de Oro, que era una coproducción española. Sobra decir que Bardem es uno de los hombres-anuncio de El País y a la mínima que hay en la red algún tipo de rumor sobre el actor, el diario ya le da valor de noticia. Vean cómo se emocionaron con esta «noticia» hasta el punto de hacer una redacción distinta para la edición impresa. Luego resultó que todo era especulación y tres meses después el proyecto se fue a pique, pero El País ya lo vendía como «'La torre oscura' de Javier Bardem». A un simple rumor le dedicaron más espacio y protagonismo que a una Palma de Oro parcialmente española. Y luego dicen que Mister Marshall no es bienvenido. En la redacción de El País desde luego sí que es bienvenido, Mister Marshall y el tío Sam.

¡La directora del ICAA habla de sí misma en tercera persona!
Luego, tras enumerar otros festivales, donde como siempre hay muchos olvidos interesados, para defender solo una idea de cine, que es lo que quiere El País, llegamos al momento estrella del artículo, que son las declaraciones de Susana de la Sierra, directora del ICAA, o eso dice. Miren cómo empieza: «“Si miras otros festivales mundiales, descubrirás bastantes películas y premiados españoles, como en el último BAFICI [el certamen de cine independiente de Buenos Aires se cerró el pasado sábado con tres premios a españoles]”». Yo supongo que esos corchetes forman parte de una aclaración de El País. Lo ponen como si fuera de conocimiento general que hay un festival muy importante en Buenos Aires y que allí sí se premia cine español. Y ustedes se preguntarán, ¿cuál es el interés del antiguo diario independiente de la mañana en ese cine? Pues ninguno, claro. El más absoluto silencio. Lean la primera nota de esta entrada. Recuerden cómo se celebraba que esa serie transformada en película fuera solicitada por varios festivales internacionales. No citaba ninguno, porque había que vender que estábamos ante algo prestigioso, diferente, creativo. Pero un cine que pese al desprecio institucional, pese al desprecio de los medios de comunicación, se cuela en festivales internacionales y consigue premios, bah, ese nada, qué más da, si son películas que no verá nadie. Eso es la cultura para El País. La cultura para nuestra directora del ICAA (tendrá una entrada aparte, porque se lo merece). Miren lo que dice al final: «Es cierto que en esa línea los programadores de todo el mundo nos reclaman películas como La plaga, de Ballús; Mapa, de Simiani, o Los chicos del puerto, de Morais». ¿Y Todas las mujeres de Mariano Barroso no se la han pedido? ¿Y 15 años y un día de Gracia Querejeta? ¡Qué sabrán estos programadores! Mira que pedir esas películas raras que no conoce ni dios, incluso una de «Simiani» (así escrito a las 13:15, a ver si lo editan), ese que perdió en los Goya.

Eso es lo que le interesa el cine español a El País. Es simplemente una oportunidad de negocio. Si no entras en ese juego, no existes.

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Ayer fue día de estrenos, así que en El País hay un montón de textos publicitarios de sus mercenarios. Por supuesto, lo único que huele mínimamente a cine de autor (la película de Isabel Coixet) es masacrada, cómo no, por Javier Ocaña (ya les amenacé antes con su regreso), ese crítico que decía que no le gustaba el estilo Boyero y que una vez a la semana sale de la jaula donde le tiene encerrado la dirección del periódico para escribir sobre las películas que nadie quiere. La crítica de Ayer no termina nunca es penosa, y encima tiene la desfachatez de comenzar con varias citas a un artículo de Coixet para reírse de ella. Las citas encima están sacadas completamente de contexto, ya que pone la siguiente frase «aunque el cine esté muerto, los cineastas vamos a seguir bailando» que, referido al cine de la catalana puede parecer una cursilada, pero en el artículo viene de una referencia a Bad Lieutenant: Port Call of New Orleans, la película de Werner Herzog donde un Nicolas Cage a tope de drogas veía muertos bailando break y les volvía a disparar. ¿A que cambia la cosa? Pues miren cómo cierra «la autora se ha aplicado el cuento de aquel artículo (“aunque nos pongan a parir”), y eso es magnífico. Coixet, desde luego, sigue bailando». La pena, Javier, es que tú sigas escribiendo.

Boyero, por su parte, hace una defensa moderada de Combustión (#aupacalparsoro) que como siempre en este peculiar periodista, no hay quien se crea. Se levantó con ganas de que le gustase y claro, le gustó. Vean lo que dice: «El director Daniel Calparsoro parece sentirse a su aire con esta historia de sentimientos broncos, situaciones extremas, actitudes complejas, desgarro y violencia. Y no es un impostor ni sigue una moda. Es lo que lleva contando con mayor o menor fortuna desde su primera película». Cosa que puede tener parte de verdad, aunque si Calparsoro es honesto y no sigue ninguna moda porque lleva haciendo lo mismo desde siempre, ¿por qué este opinador profesional tacha de timadores e impostores a Manoel de Oliveira (al que incluso deseó la muerte), Tsai Ming-liang, Pedro Costa (del que dijo que merecía una querella criminal... aunque al final fue Boyero quien consiguió una) y tantos y tantos otros? ¿Ven como los argumentos, ni siquiera las opiniones de este opinador se sostienen por ningún lado? Y luego añade: «Alguien muy informado me comenta que la principal referencia de Combustión es la serie de películas de Hollywood titulada A todo gas. No he visto ninguna». Lo que deja muy claro de lo informado que está Boyero de las modas y de las imposturas. No está informado ni de las suyas.

Cierra de la siguiente manera: «Y Adriana Ugarte, que no es un pibón, despliega una sensualidad y un poder de seducción muy creíbles». ¿Qué sería de Boyero sin alguna palabrita de la jerga común, él tan rebelde, tan a contracorriente? Su escritura zafia, barriobajera, se presta a ello.

También se ha estrenado Iron Man 3 y, cómo no, la crítica la escribe Jordi Costa. Ese crítico que siempre quiere hablar de películas independientes, de cine de autor, pero jopetas, qué mala suerte, al final le tocan blockbusters. Ya saben que para él todo el cine es lo mismo, desde un video de Youtube a una película de trescientos millones. El problema es que casi toda su producción son textos sobre estas últimas. Y tan pancho. Para mi, el mayor mérito de este crítico es que suele abordar las películas de manera respetuosa. Esto no debería ser un aliciente, pero visto el nivel de su periódico, hay que valorarlo. Hace casi siempre el mismo discurso post-todo, pero eso es mejor que la batería de descalificaciones y lenguaje soez de sus compañeros de redacción.

Su crítica de la película de Shane Black se titula 'Mascletá' de ingenio, precisamente lo que no tiene él. Lo de mascletá imagino que es por las explosiones. O quizás por la fiesta y el folclore. O por la corrupción valenciana. A saber, no lo explica. Porque Costa nunca explica nada, únicamente hay huidas hacia adelante. Todo es posmoderno, así que todo se mezcla con todo. Cada vez más referencias e ideas, sin explicar ninguna, incluyendo una cita a Pauline Kael que solo entiende él y los «puestos» en el tema. Es muy habitual, de todas formas, eso de soltar nombres, porque sí. También dice «La película está plagada de ideas brillantes» y pone dos puntos. Y yo pensando, bueno, por fin, le queda solo un párrafo, pero a ver... «desde las alusiones a Los vengadores como foco de los ataques de pánico de Stark hasta la verdadera naturaleza del villano encarnado por Ben Kingsley». Y yo aquí me quedé un poco con cara de tonto, porque lo brillante no sé si es que se aluda a Los vengadores (espero que no sea eso) o alguna alusión determinada, que al no ser nombrada no puedes saber si es brillante o no. Imagino que Costa piensa que es más importante hablar del pasado de Shane Black (que puede ser interesante, pero no fundamental) o citar a Pauline Kael, antes que plasmar en el texto algo de lo que sale en la película. Porque al fin y al cabo, como ocurre con casi todos los textos de Jordi Costa, podría ser sobre Iron Man 3 o sobre cualquier otra cosa. Podría analizar su otra crítica sobre una película danesa, pero dado el reducidísimo espacio que tiene tampoco voy a hurgar en la herida.

Si les ha gustado la crítica de Iron Man 3 de Jordi Costa de el País (que puede ser, espero que no se fíen nunca de mi opinión), pueden seguir con la crítica de Fotogramas, que también escribe. Ya ven lo ecléctico que es. Podría hablar bastante de ese texto, pero, de nuevo, es tan pequeño, que no merece la pena. Quédense con lo de la «falibilidad del superhéroe» como «idea estimulante». Y yo me pregunto, ¿hay alguna película de superhéroes que no tenga esa «idea estimulante»?

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La posmodernidad era esto: reflexionando sobre el cine de Jean-Luc Godard.
En El Mundo, Luis Martínez tiene más espacio para hablar sobre Iron Man 3. No voy a analizar la crítica, que no he leído, porque antes quiero ver la película. Me he leído la de Costa, porque conociendo al crítico ya sabía que no iba a contar nada que me molestase el visionado. Pero aún así, he mirado la introducción y hay algo que rescatar. Voy a citar todo el primer párrafo, solo para que no tengáis que pinchar el enlace (dándole visitas a El Mundo) y leerlo. Dice: «Empecemos por retener un nombre: Shane Black. Él es el que firma la última entrega de 'Iron man', la tercera oficial y la cuarta (si incluimos 'Los Vengadores') de manera oficiosa, y, para evitar suspicacias innecesarias, nos cae bien. Suyos son los guiones de 'Arma letal', obra cumbre del peinado ochentero 'mullet', y en su corta carrera como director figura ese sorprendente delirio, entre la parodia y el simple frenesí, titulado 'Kiss kiss bang bang'. Para lo muy cafeteros, recordar simplemente que su anatomía desmadrada hacía acto de presencia delante de la cámara en, por ejemplo, 'Depredador'».

¿Por qué cito esto? Porque luego dice: «Más sencillo, no es familiar de Godard». Así, un párrafo con esa frase únicamente. Y ahora, pensarán que me lo estoy inventado. Aquí les dejo de nuevo el enlace por si no me creen. Yo tampoco me creería, pero es verdad. O quizás es cosa mia, que tengo el cerebro tan podrido de leer a esta gente que ya soy incapaz de comprender su forma de pensar.

Yo creo que este crítico debe escribir desde hace tiempo bajo los efectos de alguna droga. Comprensible, porque debe ser la única manera de escribir en El Mundo sin tener tendencias suicidas.

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El Festival D'A de Barcelona ya ha empezado y con él las inevitables crónicas. En ese aparato de propaganda del poder que es La Vanguardia, hay comentarios extensos de Jorge Mauro de Pedro. A mi siempre me ha parecido un mal crítico y peor escritor. Su texto más que ser un comentario crítico de cine parece la consulta del psicólogo. Vean esta sentencia: «À perdre la raison, de visión obligatoria para todos aquellos hombres que presumen con demasiada ostentación de amar a sus mujeres».

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Muy interesante artículo de Manuel J. Lombardo sobre el caso Alta Films, donde se analiza su decadencia más allá de la coyuntura económica. Estoy muy de acuerdo: el problema de la distribución de cine de autor en España es que ha ido adoptando una óptica de mercado, buscando la rentabilidad máxima. Algunos pueden pensar que es lógico, porque es un negocio y hay que sobrevivir. Pero como dice el propio artículo, González Macho captaba fondos europeos por la promoción que hacía estrenando cine europeo. Pero en lugar de elegir un cine europeo que respondiese a un interés cultural ajeno a las modas y los vaivenes del mercado, prefería tirar por ese cine enlatado y académico que aspira a conseguir la nominación al Oscar a mejor película extranjera y, de no hacerlo, al menos alguna candidatura a los premios del cine europeo.

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Pornografía por todos lados. Especialmente en ese contenedor de basura que es El Mundo.

viernes, 26 de abril de 2013

La España del todo vale

Hemos tenido un presupuesto muy ajusJAJAJAJAJAJAJAJA
Ya es algo habitual: empiezo a desarrollar alguno de los temas que quiero tratar en este blog y se cruza una noticia que uno no puede dejar pasar. Suele estar relacionada con el festival de Málaga, que ya inicia (por suerte) su recta final. Eso sí, va de mal en peor y miren que empezó con Isabel Coixet. Ayer llegaba Gracia Querejeta, esa directora de apellido inconfundible que ha conseguido tener una carrera cinematográfica gracias a su enorme tesón y esfuerzo, sin que nadie la ayudara, no como todos esos directores independientes que ruedan cualquier cosa y encima se forran con las subvenciones.

En El País le dedican una noticia enterita a ella sola (porque habla de temas trascendentes, no como la milonga esa del tráfico humano) y ya para empezar con fuerza dice: «He sido muy feliz rodando porque rodar en España ya es una hazaña». Yo me pregunto qué cara se les queda a todos los que ruedan al límite de la supervivencia cuando un amigote de la marca «cine español» dice estas cosas. Luego baja el nivel y comenta: «He tratado de disfrutar cada segundo porque me parecía un auténtico lujo». Y eso sí que es verdad, lo suyo es un lujo. Aunque posteriormente deja bien claro lo que ella hace y lo que quiere hacer: «La industria ha llegado a unos momentos lamentables de crispación y desencuentro». Industria es esa palabra clave que para muchos va siempre delante de cine, cuando debería ir detrás. Una industria no debería crear cine, sino que el interés en los creadores podría llegar a dar lugar a una industria, que es lo que pasó en Italia en los años 50. Comenzaron poniendo cámaras entre las ruinas de la guerra y terminaron montando Cinecittá. Evidentemente, cada momento histórico es diferente e incomparable, pero se habla mucho de la estructura y de la política que hay que llevar a cabo en el cine español, pero nunca de qué «cine español» estamos hablando, porque no todo es igual.

Después hace un recuerdo emocionado de su padre y suelta otra perla: «En algún momento se ha llegado a pensar que Elías criaba directores mimados que solo podíamos rodar de una determinada manera. Yo soy el claro ejemplo de que eso no es así. Me ha dado tablas para moverme de otra manera, y no solo a su manera y en sus tiempos». Esto aparece al final del segundo párrafo. Y yo con el punto y aparte reflexioné durante unos segundos sobre la posibilidad de que a lo mejor esta directora pues había hecho una obra arriesgada en este tiempo, o algo con poco dinero, sin ayuda de productores amigos, ni nada. Algo tan tan independiente que no se vio en ninguna parte y que le cambió la vida. Por eso de las «tablas para moverme de otra manera». Pero miren a lo que se refiere: «Al no poder levantar el proyecto, driblé a la televisión en un momento bueno y los años que he pasado dirigiendo las series –empezó con Hospital Central- han sido decisivos en mi manera de enfrentarme al oficio». ¡A la televisión! ¡Jopé, qué riesgo! Y Hospital Central, nada menos. Sigue: «Creo que he conseguido sacar de la televisión lo más positivo que es la versatilidad, la capacidad de reacción en segundos, cosa que en el cine que yo había hecho antes era mucho más pensado. Me ha dado sentido de oficio, que consiste en dirigir, unas veces con más medios, otras con menos, otras incluso de encargo». Y tras esto, a mi me da mucho miedo imaginarme cómo rodaba antes Gracia Querejeta. Pero que sepan que ahora su estilo (¿?) habitual se ha visto influenciado por Hospital Central. Entro en IMDb y me fijo en que también ha dirigido episodios de Cuéntame y de U.C.O., una serie de la que es mejor no acordarse ni poner link alguno. Ahora sólo falta que vuelva Icíar Bollain y nos diga que su estilo (¿?) se ha visto influenciado por el anuncio de Campofrío

Hasta Luis Martínez, el crítico de El Mundo, se acercó a Málaga para realizar su crónica. Debe ser que es una película que genera interés. Ni idea. Hice un intento por analizar ese texto, pero se escapa a mi comprensión. Creo que es culpa mia. Si alguno tiene el atrevimiento de leerlo, le pido al menos que me explique la relación entre los títulos que pone y los párrafos siguientes.

Es la primera película de Gracia Querejeta sin su padre. De ahí todas las «penurias» que ha sufrido para levantar un proyecto independiente, personal y producido por el siempre audaz Gerardo Herrero. Sí, Gerardo Herrero, acostumbrado a ganar en Málaga por lo civil o por lo criminal.

En definitiva, mi opinión es que la industria del cine hace muy bien en quejarse, pero me parece muy mal esa confusión que, interesadamente, generan. Mezclando un montón de cosas que no tienen nada que ver. Si tú haces un cine comercial, eso no significa que sean naves especiales y gente con superpoderes tratando de salvar la civilización. No hace falta que te exhibas como un autor en peligro de extinción, que consigue hacer películas pese a todo un sistema en contra. Yo creo que mientras no exista esa reconsideración, la industria del cine español está condenada a la precariedad.

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Si el todo vale se da en el mundo del cine, ya no les digo en el del periodismo. No, no les voy a hablar de Boyero, aunque hay casos y casos. Su método es conocido: insulto películas, directores y críticos, amparándome en el articulo indeterminado y en que seguramente no me vayan a leer, y luego si me cuestionan es porque son unos nazi-estalinistas. Libertad para agredir. Libertad para insultar.

Imposible decir más mentiras en 140 caracteres.
Este método lo reproduce a la perfección Bieito Rubido, director del ABC (y autor de un libro sobre fútbol, por eso de que los periodistas son los que más saben de todo), durante estos días. Fíjense que desvergüenza. Resulta que este personaje puede insultar gravemente a una víctima de ETA en nombre de la libertad de expresión, pero si alguien le dice algo a él, se atreve a exclamar: «De Torquemadas en los medios estoy cansado». De Torquemadas sí que sabes tú bien, que vas todas las mañanas a la COPE a soltar la homilía. Miren que a mi Madina es un político que no me gusta nada, de esa vertiente «urbana, moderna y desenfadada» que tanto te dicen una cosa como la contraria, pero que lo acusen de cercanía a ETA cuando estuvo a punto de morir en un atentado, ¿cómo se come eso? ¿Hasta dónde va durar esta barra libre de los periodistas? ¿Y dónde está esa Asociación de Víctimas del Terrorismo, tan apolítica, tan defensora de los derechos de los damnificados?

Por no haber, no hay ni reacción en el PSOE, ese recuerdo lejano de un partido político, dirigido por un político que debería estar jubilado ya hace muchos años y compuesto mayormente por políticos nacionalistas que dicen no serlo o lo dicen con la boca pequeña, porque ya saben que en España el nacionalismo (el minoritario, ojo, que el de la roja, la tortilla y la paella es popular, natural y propio de la tierra) es casi sinónimo de romper España, de terrorismo y de cosas peores.

Dicen en el PSOE que van a denunciarlo, pero que le dan un deadline hasta el lunes. ¿Por qué? Pues porque es lo que le faltaba al PSOE, que el único diario de la derecha que no le zurra por todas partes, se pusiera también en su contra. O más en su contra. Una vergüenza.

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Perdonen el off-topic. Para compensar, esta crítica de Promised Land de Gus Van Sant, a cargo de Ismael Marinero, en Miradas de Cine. No es una crítica positiva, y por lo tanto no estoy de acuerdo con él. Pero es una crítica mesurada. Y habla de la crítica, pero, milagro, no de manera indeterminada, sino que cita específicamente a quienes se refiere y habla de ellos desde el respeto. Sobre el tema que trata, yo creo que Promised Land es una película comercial y tradicional, pero creo que sus ideas sobre el paisaje y sobre el pueblo americano, en abstracto, sí me parecen interesantes. El paisaje, es muy de Van Sant, y esa abstracción de América, como conjunto de valores cívicos, espero que sea algo que el director explore en el futuro.

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Crítica de Like Someone in Love en Transit. Escribe Faustino Sánchez. Me gusta también bastante, y eso que a mi el filme de Kiarostami me parece flojo. Dice algo muy interesante, al principio: «se salva cuando hace funcionar su engranaje simbólico sobre sí misma y sobre su entorno cultural». Estoy de acuerdo en eso. Bueno, de acuerdo no, porque ni aún así se salva. Pero vamos, la redención de Kiarostami pasa por ahí.

jueves, 25 de abril de 2013

Cine enfermo

El cine del futuro
En esta época donde la crisis es una excusa para que diferentes gobiernos europeos cometan un genocidio cultural, el Partido Popular español tiene una ventaja respecto al resto de países. Y es que aquí el cine, como objeto cultural, ha sido tan maltratado, tanto en épocas de bonanza como en épocas de crisis, tanto con gobiernos de izquierdas como con gobiernos de derechas (con matices, no se crean la publicidad esa de que todos son iguales), que ya cuando nos quiten lo poco que hay, a casi nadie le importará. Incluso algunos lo celebrarán.

Yo hace poco decía con mala leche en twitter con que si cerraba la Filmoteca española no pasaba nada. Ese mes había ciclo de James Bond y de Star Wars, y algunas eran dobladas al castellano. Una Filmoteca que hace una programación así, cuando desaparece, ¿qué es lo que deja? Evidentemente, los programadores tendrán su parte de culpa, pero todo viene de unas instituciones que jamás se molestaron en que esta situación cambiase. Y siempre con el apoyo de sus medios de comunicación, dominados por amigos, que solo hablaban de películas de Hollywood, de la nostalgia por Marilyn, James Dean y todos esos mitos. En España ya queda poco que salvar.

No pasa lo mismo en Portugal. La cinemateca portuguesa cuenta con una gran fama internacional. Todos los años vienen especialistas de todo el mundo a presentar películas, las suyas y las de otros, pero también a buscar en su amplio archivo joyas todavía desconocidas de esa cinematografía inagotable que es la portuguesa. En la cinemateca, todos los años se descubren cineastas, autóctonos y foráneos, y en ocasiones sus ciclos viajan a otros centros de arte de todo el mundo.

Sin embargo, estos días, la cinemateca se muere. Los brutales recortes que ha tenido que hacer el país vecino para seguir en el selecto club del euro, han golpeado la buena funcionalidad del cine de los lusos. Hasta ahora, su sistema de subvenciones era un gran ejemplo y sirvió para que muchos cineastas llegasen a ocupar plazas importantes en los mejores certámenes internacionales.

El sistema del capitalismo para librarse de la cultura no es el asesinato frío y despiadado. Cortar por lo sano siempre puede crear mártires, dar lugar a manifestaciones de apoyo. La clave es el ahogamiento. Reducir cada vez más el gasto en cultura para que esta se vuelva totalmente precaria y desaparezca por sí sola. Es el sistema español y ahora está comenzando en Portugal.

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Relacionado con lo anterior de una manera indirecta (y sobre todo con la foto), la distribución de cine en celuloide a punto de llegar a su fin en EEUU. A mi la noticia me parece terrorífica. En España, gracias al atraso tecnológico general parece que todavía tardará un tiempo. Ya ven, pobres, pero con celuloide. Hace tiempo leía un artículo bastante triste en Cahiers du Cinéma España (o quizás era Caimán, ni idea) donde se defendía a capa y espada la digitalización de las salas, diciendo que las copias no se estropeaban nunca y eran más baratas de trasladar.

Yo no creo que sea la solución. Será el fin de los cines. Cuando los fabricantes de televisores nos empiecen a vender las pantallas 4k, ya nadie querrá ir al cine. Sí, les estamos dando un par de años más, manteniéndolos en su agonía, pero poco les quedará. Sin embargo, manteniendo el celuloide, habrá una diferencia fundamental entre lo que vemos en casa y lo que vemos en una sala de cine. Se pongan como se pongan, la experiencia no es la misma. El parpadeo de la luz, la porosidad de la imagen, no es igual. Y es algo que cambia por completo en la proyección. Una película rodada en digital y proyectada en 35 mm se ve mejor que una película rodada en 35 y proyectada en digital. El digital termina igualándolo todo, quitando a la materia sus propiedades.

Un cine cercano a mi domicilio ya se ha digitalizado. No tengo muy claro cómo funcionan las copias en DCP, pero digo yo que si son simples datos en un disco duro, ¿no se podrían incluir diferentes archivos de sonido y de subtítulos, y programar alguna sesión en versión original? Teniendo en cuenta que hay días en las que las salas están absolutamente vacias, ¿por qué no prueban? ¿Tienen miedo a que se descubra que el doblaje -fuente de ingresos para unos pocos privilegiados- sea una causa de la desafección de las salas de muchos espectadores? Venga, volvamos a las series: ¿cuánta gente ve los capítulos descargados de internet al momento que consigue unos subtítulos en castellano? ¿Cómo calcular esa audiencia?

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El cine rumano. Conocido internacionalmente por su buen gusto

Hoy empieza el Festival de Cinema d'Autor de Barcelona, más conocido como D'A. Ya les dije que la selección a mi me parece muy perezosa. Encima parece que el leitmotiv del festival es ese cine violento, hecho para joder al espectador y provocarle angustia y malestar. No en vano tienen una retrospectiva de cine rumano (cinematografía especialista en filmar a personas limpiándose el culo, o eso es lo que venden a los festivales) y promocionan este artículo de Gerard A. Cassadó llamado sintomáticamente Cinematografías enfermas, donde se incide en todas esas ideas. Películas desagradables llenas de alegorías políticas. El clásico épater le bourgeois, del que nunca nos libraremos mientras sigamos teniendo críticos con con ganas de jugar a ser sociólogos y psicoanalistas. A mi estos directores me parecen asesinos sociales, los peores moralistas. Cineastas griegos, rumanos, austriacos. Ojo con ellos.

Pese a mis opiniones sobre el festival, hay varias películas que merecen la pena. Tienen prácticamente un foco de João Pedro Rodrigues y João Rui Guerra da Mata. También presentan el estreno en España de Frances Ha de Noah Baumbach, un director quizás demasiado pagado de sí mismo, pero cuyas películas suelen tener cosas interesantes. El trailer me gusta mucho, pero allí ya se ven muchos de los posibles problemas de la película: esa tendencia hacia la caricatura y el esteticismo del blanco y negro, quizás mal utilizado. También es una pena ver a Greta Gerwig haciendo siempre el mismo papel.

En la sección Talents, dos películas que recuperan para el cine español el deseo de buscar un encuadre claro y abierto, un plano que tenga una fuerza y sentido por sí mismo. Que cada plano pueda ser una película por sí misma. Se trata de Arraianos, de Eloy Enciso, y Los ilusos, de Jonas Trueba. De la segunda habrán oído hablar mucho (en este mismo blog), pero la primera es mucho mejor. Una película de una belleza y un cuidado especial. Cada gesto, cada palabra es hermoso. Una búsqueda antropológica de los orígenes del lenguaje, de la propia identidad, en esa frontera entre Galicia y Portugal. Y por supuesto Vikingland, de Xurxo Chirro, pero imagino que esa, si son cinéfilos y gente de bien, ya la habrán visto.

Pero bueno, sobre todo traten de ver todas las películas que sepan muy bien que no podrán ver de otra manera. Hay muchas que yo no conozco. No se dejen guiar por las que más ruido hacen. Los festivales existen por justo lo contrario.

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Hoy no les he hablado nada de críticos que hacen mal su trabajo, así que cierro con una pequeña nota. Para no olvidarnos tampoco de ese festival andaluz con tanto arte que se celebra estos días. En el diario Málaga Hoy hablan de una película llamada premonitoriamente Indeleble, una coproducción entre Polonia y España, o algo así. El artículo no es del crítico oficial, Pablo Bujalance, sino de Simón Cano Le Tiec y dice esta burrada: «Resulta un homenaje de lo más completito a lo peor del cine de Michael Haneke y de Gus Van Sant, incluso podría decirse que presenta similitudes estéticas con Lars Von Trier». Yo creo que no ha podido juntar a tres directores más diferentes, salvo que se refiera a impostores intelectuales o algo así. El típico comentario boyeril de todos los farsantes contra mi. Luego se explaya explicando lo de Haneke: «escoge el odioso manierismo de Haneke a la hora de cebarse en secuencias que no representan nada, salvo pequeños detalles insustanciales y, por momentos, insultantes, por el mero de hecho de darle tiempo a la cinta a que se recree en ellos». Reconozco que no entiendo lo que quiere decir con manierismo atendiendo a lo que dice después. Luego describe, escandalizado, como el director filma de manera explícita una masturbación durante dos minutos. Y tras esto, cierra el texto con lo siguiente: «Ahí es donde está el Gus Van Sant de principios de carrera». Pues vale.

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Hablando del director de Paranoid Park, parece que se apunta a rodar la adaptación de Fifty Shades of Gray, el best-seller de las adolescentes sadomasoquistas. Ya había sonado para alguna secuela Twilight. En El Mundo les llega para montar esta noticia. Sí, el mismo periódico que no tenía espacio para decir nada de la película de Garrel. Luego dicen que la información cultural se guía por intereses de los propios redactores, casualidades, etc... Nada de eso, esto es oferta y demanda.

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¿A que no adivinan quién estará hoy de visita en Málaga? Pues ni más ni menos que el más ilustre espectador de Intereconomía. Sí, nuestro queridísimo y muy democrático príncipe Felipe acude a la ciudad para apoyar un proyecto para el fomento del uso del coche eléctrico, pero seguro que deja alguno de sus muy progresistas comentarios. Y quién sabe, quizás se haga una alfombra roja con su esposa florero.

miércoles, 24 de abril de 2013

Ansón y otros cinéfilos del montón

¡Para que luego digáis que El Mundo no defiende la cultura! ¡Titiriteros!
Aparece hoy en El Cultural de El Mundo una interesante entrada del blog de Carlos Reviriego sobre el tema de la vergonzosa política cultural del gobierno, particularmente en lo que se refiere al cine. Interesante por su existencia en un periódico que maltrata sistemáticamente a la información cultural, tanto que poco a poco la va recluyendo en esta revista que hay que pagar aparte. No sea que sus lectores más fanáticos se enfaden. Son necesarios trabajos como este, para que no todo sea un páramo informativo. Sin embargo, yo creo que Reviriego confunde algunas cosas. Aquí dice: «La cultura se está convirtiendo en una ocupación de diletantes, y no de profesionales, algo que quizá algunas fuerzas ideológicas realmente desean». Es cierto que se está convirtiendo en una ocupación de diletantes. Y también es cierto que es lo que desean algunas fuerzas ideológicas (el periódico en el que está escribiendo), pero yo no creo que lo contrario al diletantismo sea la «profesionalización», que lleva añadido el matiz industrial. Luego dice algo con lo que estoy muy de acuerdo: «de la necesaria protección de una actividad que por definición no debe colocar el “rendimiento económico” en sus objetivos prioritarios, sino otro tipo de rendimientos más importantes (sociales, históricos, culturales)». Pero yo creo que el problema de fondo está en pensar la cultura como una industria. Lo industrial es muy peligroso, porque conlleva una parte cultural y también una parte empresarial, que consiste no solo en sobrevivir, sino en obtener beneficios. Y el problema de muchos de los grandes (entrecomillen esto todo lo que quieran) productores españoles es que están intentando salvar el trabajo de todas sus pseudo-estrellas salidas de la televisión y de todas la endogámica familia del cine español. No el trabajo de técnicos y toda clase de trabajadores anónimos que cada vez están más cerca de la precariedad. Dudo que los productores y los actores que cada poco aparecen en los Goya se queden sin trabajo, pero los oficinistas, proyeccionistas, redactores y otro staff de Alta Films, ¿qué sera de ellos? ¿Hablamos de ellos cuando hablamos de industria? Es algo que habría que dejar claro.

Luego el texto habla de la desprotección del cine español y europeo ante el gigante americano: «se avanzará hacia una liberalización casi total de las relaciones comerciales entre ambos continentes, creando una zona de libre comercio sin reglas ni distinciones ni políticas de protección. Esto es, el cine europeo tendrá que competir en igualdad de condiciones frente al cine norteamericano. Y todos sabemos , hasta los que no quieran verlo, que lo de la “igualdad” es una gran mentira». Y de nuevo se olvida de para qué periódico escribe. Por ejemplo, lean este extracto de la descripción del blog: «comenta semanalmente el imparable fenómeno de las series de televisión y otros asuntos audiovisuales». Las series de televisión y otras cosas. Series que imagino que no serán Cuéntame, Gran reserva o cualquiera de las cosas que producen Antena 3 y Telecinco. Si hacemos un repaso a entradas anteriores, nos encontramos con American Horror Story, Enlightened, Black Mirror, Fringe, etc... Ya saben, los medios de comunicación no tienen la culpa de este totalitarismo audiovisual norteamericano que vivimos. La mayoría de series que analiza supongo que lo hace tras habérselas descargado de internet, porque muchas aún no han sido estrenadas en ningún canal español. Eso o saltándose la georestricción mediante proxy, lo que tampoco es muy respetable. Con esto no quiero hacer un alegato contra la piratería, sino ejemplificar que a un crítico, cuando realmente le interesa, sí que genera demanda. ¿Por qué las revistas de cine no hablan de Straub, de Oliveira, de Lav Díaz, de Wyborny, de Jon Jost y de tantos otros? Te dirán que es porque esas películas no se estrenan en nuestro país, y claro, tienen que hablar de lo que se estrena en los cines. Pero en cuanto se estrena una serie en EEUU, tendrás a un montón de críticos abalanzándose sobre ella, a ver quién es el primero que dice algo genial. Todo el mundo se puede descargar las series, claro. Pero también todo el mundo se puede descargar la última película de Lav Díaz, el HDTV de la última de Oliveira y tantas otras que me dejo. Esto tampoco quiere ser un alegato contra las series. Yo veo series de televisión. Lo que me molesta es el doble rasero. En Caimán y en Dirigido tienen secciones de series, a las que les dedican más espacio que al que pueda tener cualquier película que no estrene en nuestro pais. ¿Por qué?

Reviriego critica «las vergonzosas compras de TVE, que limosnea al cine español y europeo mientras se gasta 800.000 euros (de nuestros impuestos) en la compra de derechos de emisión de un filme tan rematadamente malo como la versión de Ultimátum a la Tierra dirigida por Scott Derrikson», pero no las vergonzosas apuestas por un cine declaradamente comercial de los medios de este país que dicen defender la cultura.

Me he liado. Yo no traía aquí este texto para zurrar a Reviriego (que no se lo merece, porque al menos tiene la decencia de incluir en su blog de series otros contenidos que sí podrían apoyar sus argumentaciones), sino por una cita que realiza al principio. Ni más ni menos que a Luis María Ansón. La cita incluye un enlace que nos lleva al artículo original de este ilustre periodista. El texto es perfecto para los objetivos de este blog. Una demostración de orgullo patriótico, de cruzarse ante la bandera, más que de cultura. Empieza así: «España se mueve entre los puestos 12 ó 14 del mundo como potencia económica. Como potencia cultural, entre el tercero o el cuarto, y si sumamos el área del idioma español disputaría el lugar de cabeza al ámbito sajón». ¡Maldito Rajoy, heredero de Felipe III, postrándose ante la pérfida Albión! ¡Dónde estaría España, la España orgullosa, la España conquistadora, la España de los tres mil años, con los gobernantes adecuados!

A Ansón siempre le ha gustado estar rodeado de intelectuales.

Vean que solo habla del IVA. De que el impuesto es muy alto. Parece que bajando el impuesto arreglamos todo. Antes de la subida del IVA, la cultura en España iba de maravilla. Las salas de cine estaban siempre llenas. Nada de esto es verdad, pero es el discurso liberal-derechil que tiene que defender este hombre. Llega al éxtasis cuando cita a Albert Boadella: «Las revistas porno tienen el 3% de IVA y representar a Lope de Vega, el 21%». El dato en sí es una vergüenza, pero también hay que ver de qué boca sale. No olviden que Luis María Ansón no se hizo famoso en los hogares españoles por su trabajo periodístico, ni mucho menos por su labor poética, sino por ser presidente y jurado del concurso Miss España, imagen mejor que ninguna otra de los años del derroche, del pufo inmobiliario y de la corrupción urbanística y no urbanística. Aquellos veranos con Ansón en las poblaciones costeras más golpeadas por el ladrillo (Marina D'Or entre ellas) viendo chicas en bikini... Inolvidable...

A su vez, Ansón cita a su alumno Pedro J. Ramírez, aunque en determinados aspectos, como su facultad para arrimarse al poder y hacer de bufón de este, podemos decir que el alumno ha superado al maestro (vean la foto, llena de cinismo, que encabeza esta entrada). Hice el ademán de ponerme a buscar el texto de este último, pero si me pongo a analizar un artículo de Pedro Jota creo que perdería los pocos lectores que tengo. Por perder, perdería hasta la cordura.

Siguiendo con Ansón, al final considera que le sale un artículo demasiado duro contra sus amigotes de la derecha, y tras reflexionar, añade: «Sería injusto no reconocer las cualidades del presidente del Gobierno y sus aciertos en política exterior». Toma ya.

De regalo les dejo este ejemplo de Ansón metido a poético crítico de cine. Si tienen que ir al hospital debido a las intensas convulsiones (¿gástricas?) que les provoca tanta emoción y tanta lírica, no me echen la culpa.



El otro día les hablaba de mi admiración ante ese periodismo local que no se plegaba ante la incomprensible política del festival de Málaga. Creo que fue una impresión equivocada. Cada medio tiene que plegarse ante las fuerzas de las que depende (o eso piensan ellos) su supervivencia. Por eso, El País y otros medios españoles hacen esas crónicas asépticas, donde todo parece bueno y, si es malo, se esconde como se pueda. Porque ellos responden ante ministros. Y ante grandes productores, que se la juegan con cada proyecto que presentan en el certamen. Sin embargo, los periódicos de Málaga pueden rajar lo que quieran del cine español, porque solo lo leerá el público local. Un ministro no lee La Opinión de Málaga. González Macho no lee Málaga Hoy. Pero sí que la lee el alcalde y el concejal de turno. Y ante esos sí que hay que vender el folclore de la belleza de la ciudad, de lo bueno que es el público y de la grandeza de sus gentes famosas.

Hoy se presentaba en Málaga La gran familia española, ese monstruo del que ya les he hablado, donde actores «urbanos, modernos y desenfadados» se van de boda el día de la final del mundial. Bueno, ni siquiera se presentaba. Era un avance de cinco minutos. Tiempo bastante aprovechable, por lo visto. El crítico de Málaga Hoy, Pablo Bujalance, que el otro día se crecía poniendo a caldo Combustión y toda esa hipocresía del cine español con sus espectadores, llega a decir (agárrense): «Si el cine es a menudo una cuestión de tándem, pocos han dado los resultados del que forman el realizador Daniel Sánchez Arévalo y el actor malagueño Antonio de la Torre en sólo tres películas». Con «pocos» supongo que se refiere a John Ford y John Wayne, a Roberto Rossellini e Ingrid Bergman, a Yasujiro Ozu y Chishu Ryu, Billy Wilder y Jack Lemmon, Sternberg y Dietrich, Walsh y Errol Flynn... y «pocos» más. Pero dejémonos de valoraciones y quédense con la palabra subrayada, que es la palabra clave. Malagueño. Ahí está. El cine español es una cosa, mala, fea, indigna. Pero mi pueblo es mi pueblo. Y cierra con esta sentencia: «Antonio de la Torre señaló que su personaje "tiene un recorrido muy bonito, culminado con la redención". Los tres minutos prometen. Ahora, toca esperar». Ya ven, ni eran cinco minutos. Pero esos tres, al menos, prometen.

No iba a decir nada de las declaraciones de Sánchez-Arévalo y su tropa, pero hay cosas que no se pueden dejar pasar. Hay que poner límites a la desvergüenza. Hablando del protagonista de la película, este autor imprescindible del cine español, dice: «él representa de alguna forma a la Selección Española que juega el mundial, a la España que no tiene miedo de hacer cosas, que se atreve a todo, que no se corta; sus hermanos mayores, sin embargo, representan a la España de cuartos». Parece que se estaba gustando en la rueda de prensa, y los palmeros hacían su trabajo, así que no paró: «el Goya al mejor actor revelación se lo darán a Andrés Iniesta por el gol a Holanda». Ahora vayan un par de posts atrás y lean a Adolfo Blanco, productor de Ayer no termina nunca, diciendo que la culpa era del fútbol. No solo es culpa del fútbol, sino que este ha devorado el cine y algunos encima lo disfrutan.

¡¡¡Sí, he ganado un Goya!!!


El chico para todo de El País, Gregorio Belinchón, llevaba ausente de Málaga un par de días. Mi idea fue que el anteriormente conocido como diario independiente de la mañana lo mandó a la ciudad andaluza el fin de semana y luego se lo trajo de nuevo a Madrid, para que hablase de lo que le gusta realmente, los estrenos de Hollywood, el cotilleo de las estrellas y las series de televisión (vean su twitter). Pero como les dije, ayer en el festival se presentaba una película producida por El Terrat, empresa de Buenafuente, a quien Prisa trató de convertir en líder del cambio social. No podía faltar, pues la imprescindible nota de Belinchón tratando el tema. Ya saben cómo funciona este grupo de comunicación (o empresarial, más bien) cuando se empeñan en vender un producto, te lo meten en la radio, en la tele o en el periódico como si fuera lo más. Normalmente les sale mal, pero lo de Buenafuente y su tropa, quizás como no fue una idea original suya, salió bien. Ahora hay que explotarlo.

A Málaga se acercó José Corbacho, que además de cómico gracioso y progresista, es también director, a medio camino entre el cine de costumbres y la denuncia social (en España suele ir unido). Así que a Belinchón le hace un mix de todos sus temas favoritos: «Dice que su amigo y coguionista Juan Cruz le abraza a whatsapps para ver cómo ve el ambiente para volver a codirigir. "Yo le respondo que lo veo bien, que puede que ya me perdonen mi comentario en los Goya sobre el IVA"». Sacando pecho de su valentía progresista, cuando este hombre tiene una teleserie sobre futbol llamada Pelotas (un título nada grosero) en la televisión pública ultra que ha montado el PP. En la gala de inauguración ya vimos a Aura Garrido haciendo algo parecido (diría que más arriesgado aún) y ya ven la repercusión que ha tenido. O ya veremos, porque la joven actriz aún tiene que pasear por la alfombra roja y quizás están esperando a ese momento para hacerle la ola.

Lo más curioso es que a esta comedieta llena de «gracia» y de colegueo, El País le dedica toda una entrada. ¿Se acuerdan de la película aquella con Willy Toledo sobre tráfico de menores en el fútbol? Busquen en el artículo del día en el que se presentaba algo más allá de la foto.

Aún no hay artículo de Belinchón sobre La gran familia española, pero promete.

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Cada periódico defiende su modelo de negocio. Su modelo de país. En El Mundo (ya ven, hoy le hago publicidad extra a Pedro Jota), como refleja muy bien esta noticia, liberalismo extremo y precariedad laboral. A mi el tema del crowdfunding me da escalofríos. Para pequeños productos o para que puedan tener financiación un nuevo realizador que no sea un enchufado, vale. Pero convertirlo en el centro de producción va a dar muchos problemas en el futuro. El primero que quienes acapararán el dinero de los internautas serán los que hagan más ruido: quienes tengan nombres conocidos en el equipo técnico y artístico. Y esa gente debería financiarse de otra manera, dejando esta vía para quienes realmente lo necesitan.

La película, aunque salga la nueva actriz favorita de este blog, Aura Garrido, tiene muy mala pinta. No tanto por su argumento y las imágenes, sino por esa descripción tan cursi y relamida que hace el cronista. Les podría hacer un resumen, pero eso echaría a perder la profunda poesía del conjunto. Lean todo a partir del título El amor en el abismo. Pongo las últimas líneas para que se animen: «El desenlace del filme dura un segundo, pero es el necesario producto final de la fricción de los personajes. Placas chocando. Formando montañas y abismos»

Vuelvo una vez más a Diamantes negros porque encuentro una revelación que seguramente se le escapó al corrector y razón principal por la que no se nombraba en El País. Miren lo que dice el director: «acudí a diarios deportivos y a representantes pero no quisieron hablar». Si no lo saben, el Marca pertenece al mismo grupo que El Mundo y el AS es de Prisa. A saber lo que están callando. A ver si cuando Iniesta gane el Goya dice algo en el discurso.

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Del crítico de La Opinión de Málaga, Víctor A. Gómez destaco su opinión sobre Somos gente honrada, el invento de Buenafuente y Corbacho con el que ya me despaché ayer, de la que dice que «hay mucha ética de barrio y una canción de Estopa» y también, peor aún, «que este material habría dado para mucho más en manos de cineastas con menos ganas de filmar una lección de moral y dignidad de la clase media». Lean también el último párrafo porque dice bastante de la humildad de este crítico y de los problemas generales de la crítica de cine (esto lo digo sin ironía)

De sus pildoritas festivaleras destaco esta, donde se hace eco del ciclo retrospectivo de Jess Franco, de las declaraciones de Willy Toledo llamando analfabeto a José Ignacio Wert («las metas culturales del ministro son el Opus Dei, Jesucristo, la Iglesia, los bancos y sus amiguetes que se van a llevar los beneficios de esta privatización constante que se está aplicando a la cultura») y, por encima de todo, esa parte donde dice «Fernando no es el único Méndez Leite». Para el que no lo conozca, este hombre ha hecho un poquito de todo: crítico de cine, profesor, realizador televisivo (y cinematográfico), director del ICAA y ahora tiene un puesto en el festival de Málaga. Vamos, que si hay que hablar de los males del cine español, este no puede mirar para otro lado. Pero hoy no se trata de él, sino que en esa tradición tan española, ya está metiendo a su hija en el negocio familiar. Me gusta eso de «una de las promesas de la actuación de nuestro país», cuando no hay registro alguno de sus actuaciones ni en teatro ni en cine (más allá de figurar de niña en algunos trabajos de su padre). Quizás Gómez conoce muy bien el cine español y sabe de lo que habla. Remata con «Por cierto, es mucho más guapa que su padre» y pone una foto para acreditarlo en la que sale ella acompañada de Alberto Ammann, Carlos Bardem y la novia de este último. Les dejo la prueba aquí abajo...


La persona con más talento en esta foto seguramente sea la primera por la derecha
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Antes vieron a Ansón haciendo de crítico de cine. Bueno, Ansón, veterano y venerado (según para quien) periodista, miembro de la Real Academia Española (ocupando el sillón ñ, ni más ni menos), se podría llegar a pensar que tiene suficiente recorrido como para opinar. Cuestionable, pero vale, se lo acepto en el supuesto de tener una audiencia pro-Ansón. Pero lo cierto es que la actitud de este periodista es reproducible en todos sus compañeros de profesión. Todo periodista parece tener una autoridad moral increíble para hablar de cine con palabras pomposas. Nadie sabe más de cine, porque los periodistas saben mucho de todo.

Especialmente preocupante es el caso de los periódicos locales, donde siempre se reproduce este especimen. Esa gente que tiene una columna de opinión diaria o semanal en los periódicos de su ciudad y que muy de cuando en cuando dedican una entrada al cine. Algunos incluso se lanzan al análisis poético a lo Ansón, pero la mayoría prefieren hablar de datos, sensaciones, tendencias y todas esas cosas que como periodistas conocen tan bien. El argumento principal es que el público (la masa ignorante, para ellos) no le gusta el cine español, porque es malo y está demasiado asociado a fuerzas políticas de izquierda. Y viven del mamoneo y la subvención. ¿A que les suena? En todos los diarios hacen el mismo análisis y tienen las mismas soluciones. Seguro que también citarán a Hitchcock, a Wilder y a Ford, como los grandes maestros, esos que hicieron cine sin subvenciones (algo que es mentira, algún día habrá que explicarlo) y triunfaron. Si van muy de intelectuales quizás les citen a Bergman, a Fellini y a Buñuel, ese que se buscó la vida por todo el mundo, sin apoyo estatal alguno. Pero todo muy de suplemento dominical, de Historia del Cine de la Wikipedia. Todos ellos saben cómo arreglar el cine, pero dudo que alguno haya visto más de dos películas españolas este año.

En Málaga parece que uno de ellos es un sujeto conocido con el pomposo nombre de Teodoro León Gross, que nos regala este profundo análisis del cine español titulado ¡Es el cine, estúpidos! Como todo intelectualillo que no ve cine español, habla de que hay que trabajar más, de que hay que cambiar modelos y bla bla bla... Es un no parar de topicazos: «En el cine español no hay un problema de talento, y no es raro que Bardem, el músico Alberto Iglesias o el diseñador de vestuario Paco Delgado fichen por Hollywood». Esa relación que establece entre talento y Hollywood es bastante cuestionable, pero bueno, sigamos. Suelta esta otra perlita: «Fellini decía que este era un negocio grotesco, a medio camino entre el fútbol y las casas de putas. El cine es una industria o se queda en eso». La frase no tiene mucho sentido. Si precisamente Fellini critica la parte del cine que es un negocio, lo último que debería ser es una industria. Pero ojo, que al final después de atacar en abstracto (es decir, de manera cobarde) al cine español, sentencia: «el cine español, además de un buen festival, necesita buen cine». Claro, el problema no es el festival, que es muy bueno (que no falte la genuflexión ante el poder) sino unos autores vanidosos, inoperantes y anclados en el pasado. Como buen arrimador sabe que rajar en un diario local del cine español, así en general, no molestará a nadie. Podrá seguir en su pedestal como gran intelectual de su ciudad. Pero claro, si criticas a una autoridad local, lo más probable es que al día siguiente tengas a alguien pidiéndote cuentas.

A mi lo que más me gusta de todo es lo del título ¡Es el cine, estúpidos! Luego solo habla de taquilla, de industria y del negocio. De los creadores, de las propuestas que hace el cine español, nada. Oskar Belategui caló perfectamente al personaje: 

De un intelectual de la categoría de Teodoro León Gross esperaba que le respondiese citando todas esas películas que considera «brotes verdes». ¡Es el cine, estúpido!

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Ha salido el nombre de todos los miembros del jurado de la sección oficial del festival de Cannes. No se han roto mucho la cabeza. Cinco directores y cuatro actores. Aunque hay nacionalidades de todo tipo, salvo Kawase y la actriz india, todo se reduce a Hollywood y alrededores. A vender mucho glamour y que en todo medio culturalmente irresponsable digan que fue la mejor edición de la Historia. Otros años se molestaban en poner a algún programador, gestor cultural o director de arte, pero ¿para qué? Si esto es un negocio.

La pregunta es, ¿cuánto puede durar este modelo? Si Cannes va a jugar a la competición de glamour, de meter superestrellas y de llenar páginas de periódicos con información irrelevante, acabará siendo superado por cualquier invento disparatado que salga de cualquier parte del mundo que tenga un mayor flujo de capital. ¿A qué apelará Cannes entonces?